jueves, septiembre 30, 2010

Clave 80(4)

4. El hilo musical

La primera vez que escuchó la canción no daba crédito a lo que acababa de oír. Cuando una hora y cuarto después, volvió a sonar la misma canción, su cara de estupefacción era total. La letra era mala de solemnidad pero el estribillo era aún peor. Decía algo así como: "Si tú quieres saber lo que es, suena como Roma pero al revés". Vamos a ver, ¿a quién demonios se le ocurrió tal genialidad? ¿Cómo narices se atrevió a componer una canción con semejante estribillo?. Había que averiguar quien era el que había cometido semejante atropello. Buscando en Internet, aparecieron los creadores de la canción. Resulta que era un dúo llamado Ciencias Naturales, conocidísimos...en su casa. ¿Cómo rayos había a parar semejante aborto de canción de un grupo semidesconocido a aquel hilo musical? Si alguien había sido tan valiente como para publicar esa canción, ¿pasaría algo si se compusiera una que dijese: "Suena como bronca...pero al revéééééésss"?
Nuestro desconocido investigador empezó a prestar más atención a las canciones que escupía(nunca mejor dicho) aquel hilo musical y al igual que Sherlock Holmes, sacó sus propias conclusiones:
a)el hilo musical no seguía ningún criterio a la hora de que sonasen las canciones. Ni criterio de calidad ni criterio de continuidad.
b)las canciones se repetían bastantes veces a lo largo del día.
c)la gente tarareaba más el jingle comercial que las canciones en sí.
Lo del criterio de calidad era más que evidente con el ejemplo del "Suena como Roma..." pero es que había más canciones de letras tan profundas como: "Dame besos, dulces y traviesos..."; "Lo que quiero es lo mejor pa' ella...", "Por eso, sólo por eso...tírame un beso". Lo de la continuidad clamaba al cielo. ¿Cómo se podía pasar de una canción de Queen a una de Ella baila sola? ¿O de una de Scorpions a una de Shakira?¿O ponerse en plan Pachá para a continuación ponerse en plan Pachaaaaanguero?
Lo de la repetición era insufrible. Te hacía aborrecer hasta las canciones que te gustaban. Y si repetían las canciones tan buenas citadas anteriormente era como para cortarse las venas.
Lo del jingle comercial era curioso. Hasta había grupos creados en el facebook al respecto, claro que hay grupos en el facebook para todo.
En fin, que a las 21:15, mientras sonaba la canción del verano...de hace miles de veranos, nuestro obnubilado oyente se enfundó sus cascos: "Perdí mi apuesta por el rock and roll" sonaba en esos instantes, gloria bendita en versión de los Héroes del Silencio...de esto no pone no el muy jodío hilo musical.

lunes, septiembre 20, 2010

José Antonio Labordeta

Tan sólo un hombre con una guitarra a cuestas,
dando voz a este Aragón olvidado,
dando voz a las personas honestas.

Tan sólo un hombre de una tierra hermosa, dura y salvaje,
dando voz a este lugar marginado,
haciendo de Aragón un hogar y un paisaje.

Tan sólo un hombre, símbolo de nuestra dignidad,
dando voz a este Aragón desolado,
dando voz  a la libertad.

Tan sólo un hombre, un poeta,
Tan sólo un hombre en este Aragón amordazado.
Tan sólo un hombre llamado José Antonio Labordeta.

martes, septiembre 14, 2010

Frase del día

¡6 años de blog y aquí sigo, despertando...!

sábado, septiembre 11, 2010

Canciones para una futura madre(4)

"Menos tu vientre todo es confuso" (Miguel Hernández)

4. Caos

La televisión escupe sangre,
miradas perdidas, fuego,
dolor, miseria y hambre.

La ciudad vomita cristales ,
coches suicidas, miedo,
prisas, tristeza y soledades.

La vida, en fin, se muestra despreciable,
viciosa e impúdica. La vida como un sueño,
solo que no conoce despertares.

Menos mal que estás tú y el hijo
para salvarme...

miércoles, septiembre 01, 2010

Clave 80(3)

3. "¿Es la primera vez que vienes aquí?"

El centro de día estaba más tranquilo de lo habitual. La mayoría de los ancianos o estaban medio aletargados sentados en el sofá o merendaban bajo la vigilancia de sus cuidadoras.
-¿Te has comido todo el yogur?"¿Pero te quieres poner bien la servilleta?-
Que curioso, veinte minutos antes, nuestro incansable repartidor había oído exactamente las mismas palabras en una guardería...
Aquel sitio no tenía nada que ver con el bar Mongoo, donde allí había oscuridad, aquí el sol de la tarde se colaba por los amplios ventanales. Las cortinas, a modo de store, tamizaban la luz, lo que realzaba aún más el amarillento color de piel de los ancianos. La mayoría de ellos se fijaron en el repartidor pero sin hacerle el más mínimo caso. Una de las cuidadoras se le acercó y le indicó donde tenía que dejar la carga. Había que bajar unas escaleras y en un cuarto amplio era donde se colocaba el pedido. La primera vez que subió las escaleras se dió cuenta de que no todos los ancianos estaban en estado de hibernación o merendando. Había una señora mayor sentada en una especie de mecedora mirándole fijamente. Le preguntó:
-¿Es la primera vez que vienes aquí?-
A lo que el repartidor, muy amablemente por supuesto, respondió:
-Sí, es la primera vez.-
Bajó las escaleras otra vez y al subirlas, de nuevo, la anciana, mirándolo fijamente y diciéndole:
-¿Es la primera vez que vienes aquí?-
Vale, a lo mejor no había oído la primera respuesta por lo que el repartidor, muy amablemente por supuesto, le respondió:
- Sí, es la primera vez.-
Diez veces bajó y subió esa escalera y las diez veces la señora le preguntó lo mismo. A esas alturas, el repartidor se había dado cuenta de que una de dos: o esa señora tenía un trastorno compulsivo o que ya la cabeza le fallaba bastante. Por un instante se le pasó por la mente el cambiarle de respuesta cada vez que le preguntase y decirle:"¿La primera vez?...¡Qué va, si vivo aquí"o "Yaya, yaya...¿es que no reconoces a tu nieto favorito?" Pero le entró la sensatez y se limitó a sonreír cada vez que le preguntaba. En el último viaje, la cuidadora que también había oído la cantinela de la señora le dijo:
Ramira, qué es mi novio que me trae la compra!-
Vaya, esa no se le había ocurrido a nuestro sudoroso currante. La señora se empezó a reír y el resto de los ancianos, que parecían haber despertado a la vez, también. Y ya que la cuidadora había dado el primer paso, cuando terminó de descargar todo, se despidió con un:
-Bueno cariño, ya me llamarás- dejando a la cuidadora más roja que un tomate y a los ancianos desencajando sus dentaduras postizas de la risa...