Suben la cuesta del Collado
apoyados en sus bastones.
Los huesos muy cansados
como cansados están los corazones.
Los años dejan su huella
pero lo importante jamás se olvida,
ella siempre con él, él siempre con ella,
juntos para toda la vida.
Llegan, por fin, a su casa
mis abuelos Francisco y María,
el tiempo pasa
y ellos se quieren como el primer día.
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