Borjita...

32 años me contemplan. Faltan menos de dos meses para cumplir los 33. Y me llaman: "Borjita".
Me lo dicen con cariño, lo sé. Pero yo nos les nombro por su diminutivo, les llamo por su nombre. Afortunadamente, el "Borjamari" parece haber pasado a mejor vida, aunque siempre hay alguno/a que me lo recuerda. Tengo mi vieja camiseta del F.B.I. como prueba...
En fin, que no me importa mucho que me digan: "Borjita" siempre que sean personas a las que les tengo aprecio, claro que si me lo dicen por mi aspecto casi-adolescente, la cosa cambia. Porque con 32 años, a punto de cumplir los 33, combino alguna que otra cana primeriza con algún que otro grano de acné tardío y la verdad que la mezcla es un poco rara. Júntese con que me salen tres o cuatro pelos esforzándose en formar una barba pero que no llegan ni a perilla. Añadimos también un pecho más liso que el culito de un bebé. Que conste que tampoco reclamo ser un oso, pero un poquito más de pelo no vendría mal...En el resto del cuerpo, sobaquera, zona genital y piernas, la cantidad se podría considerar como normal. Pero eso es lo que menos se me ve. Mi cara, mi espejo del alma, refleja unos cuantos años menos de los que tengo. Eso que podría ser una ventaja ahora, no me venía nada bien cuando con 16 años quería entrar a los bares y siempre me pedían el carné y ni aún presentándolo se acababan de creerlo...
Me vuelvo a mirar al espejo, sigo con mi cara de ausente total, cada vez estoy más convencido de que mi reino no es de este mundo y que por mucha agua fría que me eche por la cara ni aparentaré más años ni me acabaré de despertar.