domingo, enero 17, 2016

Cinco años

Cinco años, no sé si es mucho o es poco. Todo es tan relativo, ¿verdad, señor Einstein?
Hace cinco años nació Marcos, mi primer hijo. Decir que mi vida dio un vuelco, que cambió como de la noche a la mañana, que ya nada fue igual...decir todo eso queda muy bonito pero se queda corto. Convertirse en padre es algo muy difícil de definir sobre todo cuando eres padre primerizo, intentas priorizar tus recuerdos pero te vienen tantos a la cabeza que es imposible quedarse con uno, además la memoria(especialmente la mía) escoge lo que le viene en gana y de ese primer día, recuerdo como cogí a Marcos en brazos y lo miré y por un lado tenía miedo de que se me cayese y por otro sentía un infinito orgullo como si aquello fuese mi mayor hazaña. Pero de nuevo las palabras se quedan cortas para describir ese instante y las fotos que me hicieron tampoco captaron la magia del momento. Repito, no hay palabras. Insisto, ni toda la tecnología del mundo puede plasmar la ternura, la fragilidad, el amor en definitiva que había en la habitación del hospital.
Y pasó el tiempo, como un suspiro, y Marcos fue creciendo y descubriendo el mundo que le rodea y hoy es su quinto cumpleaños. Un lustro, mil ochocientos veinticinco días(con sus noches). Mi pequeño gran hombre. Él también has cambiado, ahora es el hermano mayor. Toma ya. En fin, que hoy lo celebraremos como se merece.
Postdata: Dicen que cuando seas padre comerás huevo, espero que Marcos algún día me invite a un almuerzo de esos que te suben el colesterol.

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