lunes, junio 03, 2019

¡Qué se pare el reloj!


¡Qué se pare el reloj!
¡Qué se pare!
¡Qué ya sale el sol!
¡Qué ya sale!

Por el horizonte voluptuoso
de tu cuerpo
veo la primera luz,
descargo mis espinas
y mi cruz.
No hay nada más hermoso
que tu cuerpo desnudo
y el amanecer se queda mudo
del asombro.

Por la delicada geografía
de tu sabrosa anatomía,
me pierdo y me encuentro,
me encuentro y me pierdo
antes de que despunte el día.
Busco mi propia aurora
esa que mora
entre tus senos.
Aún no ne he ido
y ya te echo de menos
y maldigo la prisa y el ruido.
Si la noche ha huido
eclipsaré el sol
para estar contigo.

¡Qué corra el reloj!
¡Qué corra!
¡Qué se vaya el sol
que a mí me estorba!

Por la vereda sinuosa
de tus caderas
asoma la luna llena
de mil primaveras.
No hay luna más hermosa
que la que brota de tu boca,
no hay estrella más luminosa
que yo, si tu mano me toca
y me recorre, de arriba a abajo
sin coger ningún atajo.

Por el sendero florido
me embriagaré con tu aroma
mientras tu boca toma
el elixir prometido.
Sombras chinescas en la pared,
escorzos y contorsionismos,
nos lanzaremos sin red
para no volver a ser los mismos.

¡Qué me importa el reloj!
Si tú y yo somos madrugada
¡Qué me importa el sol!
Más allá de nosotros, nada.

No hay comentarios: