miércoles, septiembre 01, 2010

Clave 80(3)

3. "¿Es la primera vez que vienes aquí?"

El centro de día estaba más tranquilo de lo habitual. La mayoría de los ancianos o estaban medio aletargados sentados en el sofá o merendaban bajo la vigilancia de sus cuidadoras.
-¿Te has comido todo el yogur?"¿Pero te quieres poner bien la servilleta?-
Que curioso, veinte minutos antes, nuestro incansable repartidor había oído exactamente las mismas palabras en una guardería...
Aquel sitio no tenía nada que ver con el bar Mongoo, donde allí había oscuridad, aquí el sol de la tarde se colaba por los amplios ventanales. Las cortinas, a modo de store, tamizaban la luz, lo que realzaba aún más el amarillento color de piel de los ancianos. La mayoría de ellos se fijaron en el repartidor pero sin hacerle el más mínimo caso. Una de las cuidadoras se le acercó y le indicó donde tenía que dejar la carga. Había que bajar unas escaleras y en un cuarto amplio era donde se colocaba el pedido. La primera vez que subió las escaleras se dió cuenta de que no todos los ancianos estaban en estado de hibernación o merendando. Había una señora mayor sentada en una especie de mecedora mirándole fijamente. Le preguntó:
-¿Es la primera vez que vienes aquí?-
A lo que el repartidor, muy amablemente por supuesto, respondió:
-Sí, es la primera vez.-
Bajó las escaleras otra vez y al subirlas, de nuevo, la anciana, mirándolo fijamente y diciéndole:
-¿Es la primera vez que vienes aquí?-
Vale, a lo mejor no había oído la primera respuesta por lo que el repartidor, muy amablemente por supuesto, le respondió:
- Sí, es la primera vez.-
Diez veces bajó y subió esa escalera y las diez veces la señora le preguntó lo mismo. A esas alturas, el repartidor se había dado cuenta de que una de dos: o esa señora tenía un trastorno compulsivo o que ya la cabeza le fallaba bastante. Por un instante se le pasó por la mente el cambiarle de respuesta cada vez que le preguntase y decirle:"¿La primera vez?...¡Qué va, si vivo aquí"o "Yaya, yaya...¿es que no reconoces a tu nieto favorito?" Pero le entró la sensatez y se limitó a sonreír cada vez que le preguntaba. En el último viaje, la cuidadora que también había oído la cantinela de la señora le dijo:
Ramira, qué es mi novio que me trae la compra!-
Vaya, esa no se le había ocurrido a nuestro sudoroso currante. La señora se empezó a reír y el resto de los ancianos, que parecían haber despertado a la vez, también. Y ya que la cuidadora había dado el primer paso, cuando terminó de descargar todo, se despidió con un:
-Bueno cariño, ya me llamarás- dejando a la cuidadora más roja que un tomate y a los ancianos desencajando sus dentaduras postizas de la risa...



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