Igual es porque no puedo dormir pero me dan ganas de levantarme y destrozar todo a mi paso. A lo mejor es porque la casa está en silencio pero siento la necesidad de chillar y engarzar una palabra tras otra hasta quedarme afónico. Podría salir a la calle e insultar a cualquiera que se me cruzase en mi camino. O podría dar vueltas por la ciudad como un sonámbulo, con los ojos bien abiertos y fieros y soltando espuramajos por la boca. A veces me imagino como un nuevo profeta y anuncio el apocalipsis y si veo que no funciona pues lo provoco yo mismo. ¡Quién pudiera abrir el séptimo sello! Los segundos, los minutos, las horas pasan y me importa un carajo que hora es porque aquí estoy delante del ordenador tecleando con furia. Solo me falta escupirle.
Estas palabras son sangre, sangre disparada a traición, sangre de un cerebro acribillado a versos y párrafos. Sangre que hierve y que funde hasta el plomo. Sangre recién salida de las entrañas. Entrañas a punto para ser devoradas por los buitres. Y aunque duela me sentiré vivo. Justo como no me siento en este momento. Sí, porque estoy muerto, de sueño pero no logro dormir, de hambre pero no hay nada en la nevera, de sed pero no me apetece agua, de amor y tú estás al otro extremo de la cama...
Seguiría con mi verborrea, con este torrente imparable, con este torbellino asesino, con este volcán implacable, con este come-come que me ciega y me envenena pero si lo vomitara todo me quedaría solo en este planeta y eso ya lo he probado y no me gustó...
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