lunes, enero 13, 2014

La cena

Recibo un whatsap de mi amigo David. David es un amigo de los pocos que conservo del colegio. Me comenta que una ex-compañera le había dicho que pensaba organizar una cena de ex-alumnos y que para tal fin iba a crear un grupo de facebook y whatsap para poner en contacto a la gente y que le había pedido a David mi número de móvil. La verdad es que la petición me sorprendió. Ya no mantengo ningún tipo de contacto con mis compañeros de clase y de aquella época sólo David y Javi eran lo únicos a los que podía llamar amigos.
Cuando David empezó a enumerar quienes podrían acudir a la cena, una extraña mezcla de sensaciones invadió mi cuerpo. A algunas personas(pocas) no me importaría verlas, a otras(muchas) ni en pintura. Y es que de aquella época, desde preescolar a 3º BUP, guardo más recuerdos agrios que dulces. El paso del tiempo ha aliviado muchas de las malas experiencias de entonces pero la sola mención de algunos de los apellidos de mis ex-compañeros me revolvió las tripas, así de claro.
Le pregunté a David que si se lo había dicho a Javi. Sí que se lo había dicho y Javi pasaba bastante del tema. No me extrañó. Él tampoco lo pasó bien. ¿Y David? Vaya, a él no le pedí su opinión aunque él también tenía cosas que olvidar. Es curioso, nunca he hablado con mis amigos del tema. Igual es que no queremos remover el pasado, dejarlo en un compartimento estanco de la memoria y seguir viviendo nuestras vidas. Supongo que la cena y ver a algunos de aquello tipejos que nos amargaron la existencia no iba a ayudar mucho. Pero...
En cuanto dejé de hablar con David, empecé a darle vueltas al coco. En efecto, no fui el más popular del colegio y algunos chicos se pasaron conmigo. Ahora eso se llama bullyng, antes era aguantar y rezar para que te dejaran en paz. Sin embargo, como ahora estoy tan de puta madre y me siento tan bien, no me importaría ir a esa cena para restregarles por todo el morro a aquellos que me hicieron la vida imposible, que ahí estaba yo, que a pesar de sus esfuerzos no habían conseguido amargarme la vida, que ahora era feliz.

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