Quisiera ser un surtidor de besos
con mi corazón como motor
pero tan solo soy un saco de huesos
que se te clavan cuando te hago el amor.
Quisiera ser tu jardín de las delicias
con mi lengua en plena acción
pero mis torpes y toscas caricias
te atacan a traición.
Quisiera ser el big-bang de tus gemidos
con mi cuerpo acoplado al tuyo sobre el colchón
pero, de nuevo, estos huesos torcidos
se retuercen para sabotear nuestra pasión.
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