Tan solo quedaban dos kilómetros para la meta. Después de ir liderando la carrera durante buena parte de la misma, pensó que lo peor había pasado. Error, craso error. De repente, su mente hizo un fundido en negro y todo lo que pasó después formó parte de la historia del sufrimiento. Eso sí, ella no logrará acordarse de nada pero todos lo que vieron lo que ocurrió jamás olvidarán lo que presenciaron.
Las imágenes han dado la vuelta al mundo, una atleta keniata extenuada, recorre los últimos metros que le quedan para llegar a meta,gateando, con la mirada perdida, dejándose las tripas en el intento pero negándose a recibir ninguna ayuda porque algo en su interior le fuerza a seguir adelante y le advierte que no puede dejar que le auxilien porque si no le eliminarán. Tras 40 kilómetros corriendo, no era hora de abandonar. Tras ir primera durante mucho tiempo, no va ganar la carrera pero eso no es lo importante. Por fin atraviesa la línea de llegada, por fin le pueden socorrer, nadie le presta atención a la vencedora porque la auténtica campeona es ella.
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