lunes, julio 04, 2005

Energía cósmica(segunda parte)

Ya lo sabes:
Te quiero.
No hace falta explicarlo,
el amor es la sencillez más complicada.

Un estremecimiento perpétuo,
una agitación infinita,
un temblor telúrico,
una explosión sin medida.

Desde que arrebatamos el fuego a los dioses,
desde que mordimos la manzana
hasta el frío más absoluto,
hasta la última llamarada.

Cuando aún no estaba hecho ni el mar,
tú ya andabas perfumada de caracolas.
Cuando aún no había ni estrellas,
yo ya tatué el cielo con tu nombre.

Cuando venga el eterno desierto,
yo ya habré sembrado miles de oasis en tu cuerpo.
Cuando ya no exista ni el ruido,
tú serás mi último susurro.

Desde que estamos destinados a volver al lodo,
el amor nos salvará de las cenizas.
Desde que estamos destinados a la destrucción,
el amor nos protegerá de todo.

Y así de protegidos, nos lanzaremos
desesperados como si ese instante,
como si aquel mágico momento,
fuese a ser el primero.

Y así de protegidos, nos precipitaremos
ansiosos como si ese instante,
como si aquel preciso momento,
fuese a ser el último.

No hay comentarios: