Han pasado 2 meses desde que trabajo en el hotel El Cisne y aunque sólo voy lunes y sábados, ya tengo anécdotas que contar. Os pareceré un poco abuelo Cebolleta pero como ando escaso de imaginación pues os narraré, con mi habitual gracia y salero, mis "aventuras" en el hotel.
Empezaré por la más reciente. El pasado sábado, un cliente me preguntó si sabía: "¿Dónde había zepzhopz en Zaragoza?". Ante mi cara de asombro, repitió la pregunta intentando suavizar su fuerte acento andaluz. Pero yo le había entendido a la primera, lo que no sabía qué responderle exactamente. El hombre insistió:"Zí hombre zí, zitioz de zrtitiz" Cogí un periódico, me fui a la sección de contactos y le dí varios nombres de sitios pero el hombre no parecía muy convencido y preguntó: "Amoz a ver, quiero zaber ande hay proztitutaz..." Lo único que se me ocurrió decir fue: "En la calle Caballo usted encontrará bastantes". La calle Caballo siempre ha tenido fama de albergar al puterío de Zaragoza, aunque nunca lo he comprobado(ni pienso). El señor se fue algo más contento con esta respuesta...
Hace dos fines de semana y tras una comunión, una de las señoras, en evidente estado etílico, se me quedó mirando y me dijo muy seria y muy digna ella: "Pero...¡Qué bueno que estás!. Claro, uno que tiene la piel morena pasó al rojo más intenso porque además había más gente en la recepción, también en un estado lamentable, riéndole la gracia. Yo sólo pude musitar un "Gracias...". La señora atacó de nuevo: "Dame un beso anda..." Y uno que es un caballero, le dió un gentil beso en la mano y otro en la mejilla porque la señora tiró del brazo y me ofreció su cara...Menos mal que el taxi que la venía a buscar vino enseguida...
Y así podría seguir sine die, gente que se olvida la viagra en su habitación, gente que se olvida de los aparatos de ortodoncia, gente con su prostituta al lado y foto de los niños en la cartera, gente adicta al jacuzzi. En fin, el ser humano en todas sus variedades.
Esto es todo, por ahora...
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