lunes, julio 07, 2008

No miréis atrás

No sé que le pasa a mi marido ultimamente. Le veo inquieto, nervioso, preocupado. Si le pregunto que le ocurre, no me contesta. Es más, parece huir de mí. Pero esto no sólo lo hace conmigo. Se comporta igual con el resto de la familia.
Esta última semana se ha levantado a horas intempestivas, le he sorprendido hablando solo, la mayoría de las veces ha vuleto a casa llorando ¿se estará volviendo loco? No puede ser. No hay hombre en la ciudad más juicioso, más sensato y más temeroso de Dios que él. ¿Me estaré yo volviendo loca? Pero el resto de la familia también perciben que algo no marcha bien. ¿Qué será? ¿Por qué ha vuelto a casa tan tarde con esa cara de pena inmensa?
Ayer nos lo dijo. No podía dar crédito a lo que oía. Nos teníamos que marchar de la ciudad para siempre a la mañana siguiente y sin avisar a nadie de nuestra partida. ¿Marcharnos? ¿Sin avisar a nadie? ¿Pero qué estaba diciendo este hombre? Lloré, le supliqué que no tomara una decisión tan drástica, le hice ver que aquí tenía mi vida entera, mis amigas del alma, nuestra casa, todo. ¿Cómo pretendía que dejase todo aquello tan rapidamente y sin ni siquiera despedirme? Me aferré a su túnica, me puso la mano en el pelo y me acarició la cabeza. No dijo nada pero yo supe que él también estaba llorando. Lloraba por dentro como si se sintiera culpable. Comprendí en ese instante que no había nada que pudiera hacer yo para disuadirle de su idea.
Durante la noche cogimos las cosas más básicas, así que me tuve que despedir de todos mis abalorios, del patio donde pasé tantas tardes con mis amigas, mis amigas...y yo sin poder decirles ni siquiera un adiós. Cuando tuvimos todo preparado, salimos por la puerta de atrás y enfilamos hacia una de las montañas que rodeaba la ciudad. Durante el camino, mi marido nos dió un consejo:" Por favor, hacerme caso, pase lo que pase, oigais lo que oigais, no miréis atrás ¿de acuerdo? No miréis atrás, os lo ruego..." Esta petición era un poco extraña pero como mi esposo había hecho cosas extrañas durante la semana tampoco era cuestión de contradecirle.¡Se le veía tan triste!. Mientras caminábamos, yo no le paraba de darle vueltas a la cabeza: "¿Y me voy a ir sin ni siquiera echar un último vistazo?" Poco a poco, comenzó a salir el sol. Nos habíamos alejado ya un trecho y empezamos a oír un ruido ensordecedor detrás nuestro. Parecía que la ciudad estaba de fiesta, no sería la primera vez. En realidad, la ciudad era una fiesta día y noche. Pero aquel ruido sobrepasaba los límites. También se levantó un vendaval que parecía dirigirse hacia la ciudad y aunque brillaba el sol, se notaba que se estaba formando una tormenta gigantesca. Nunca en mi vida había visto una acumulación de fenómenos meteorológicos, rayos, truenos, granizo, bolas de fuego, vientos huracanados... Y todos iban en una misma dirección: mi ciudad. La ciudad que me vió nace, crecer, jugar, hacerme una mujer, conocer al hombre de mi vida...¿Y no iba a mirar que ocurría? Solo un poquito, girar la cabeza y ya está. Total, ¿quién se va a dar cuenta? Sólo es una mirada furtiva, rápida y ya...

Cuando todo terminó, no quedaba ni rastro de la ciudad. A lo lejos, una figura extraña parecía haber contemplado lo que allí había sucedido. En su cuerpo petrificado y salino se había esculpido, como a fuego, una mueca de horror y de espanto...

http://upload.wikimedia.org/wikipedia/commons/8/8a/Leyden-Lot.png

No hay comentarios: