9. Mi semana en Rosas.
¡Qué bien me lo he pasado!¡Quiero volver a este sitio ya! Dí que mi primer chapuzón en el mar no me dejó del todo convencido pero es que ¡esa agua se mueve! Y allí estaba mi papá sujetándome fuerte y moviéndome aprovechando el vaivén de las olas. Lo que pasa que alguna le pilló por sorpresa y le rompía justo donde estaba yo. No sé que le pasa a este agua pero sabía raro. Lo de la arena de la playa también me dejó desconcertado. La intentaba coger con mis manos y se me escurría entre los dedos pero luego no había manera de quitarla de mi piel y ¡cómo pica! Anda que no agradecía el chapuzón en la piscina del hotel. Ésta tampoco me convenció mucho y eso que el agua sabía diferente pero también se movía y es que había mucho niño alrededor tirándose en plan bomba y salpicándome. Cuando sea mayor, me tiraré igual a ver a cuantos salpico, jejejeje.
El personal del hotel no paró de hacerme todo tipo de carantoñas, cucamonas, pellizquitos...claro que como yo me río enseguida a ellos se les caía la baba. A ellos y a mis papás claro.
Rosas me pareció un sitio muy tranquilo, aunque había mucha gente. Algunas calles eran un pelín estrechas y mamá se veía algo apurada para pasar con el carro. Yo iba muy cómodo dentro y como íbamos despacio, aprovechaba para hacer pedorretas, meterme el pie en la boca, reirme sin parar...
En fin, que la semana se me pasó volando aunque creo que a mis papás se les hizo aún más corta, a ver si al año que viene tienen más días de vacaciones y podemos regresar que lo estoy deseando.
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