lunes, enero 22, 2007

Treinta años y un día

Parece una condena de la cual no te libra ni tu buena conducta. Aunque, ahora que lo pienso: ¿He sido realmente bueno estos treinta años?
Los primeros años de mi vida están un poco borrosos, en mi pubertad y en mi adolescencia fuí un poco pipiolo (para la mayoría de la gente era un chico "bueno"). Luego, esa fama de bueno me ha acompañado en mi juventud durante la cual comencé a despertar. Aún no me he despertado del todo y de golpe y porrazo, me cae un año más. Todavía me considero joven pero la palabra adulto aguarda a la vuelta de la esquina. La observo con desconfianza y ella me devuelve la mirada, sabiendo que tarde o temprano acudiré a su encuentro. Y cuando llegue ese momento, me volveré a preguntar: ¿Realmente he sido bueno? y aplazaré la respuesta otros treinta años. Otros treinta años y un día, por supuesto.

No hay comentarios: