lunes, febrero 01, 2010

¡Eureka!

Llevo días sin dormir. Jamás me había costado tanto tiempo solucionar un problema. Si no fuera porque mi rey me lo ordenó, ya habría desistido de buscar una salida a este callejón en el que estoy metido. No puedo defraudar a mi rey. Sé que me tiene en alta estima aunque siempre se muestra escéptico ante mis inventos y mis descubrimientos. Creo que esta vez me está poniendo a prueba. Pero,¡oh Dioses!, ¡Qué prueba! Mi señor cree que la corona triunfal que le fabricaron para su mayor gloria no es de oro al cien por cien y que le habrían añadido plata a la misma para aumentar su peso de manera fraudulenta. Sin embargo, ¿cómo puedo calcular la densidad del oro si no puedo fundir la corona? Si fuera una masa regular cualquiera de oro, no habría ningún problema pero esto es la corona real, no la puedo dañar. Imaginaos como se enfurecería mi rey. Así que, aquí me tenéis. Ojeroso, con barba de tres días, sin apenas haber comido ni bebido, descuidando mi higiene personal...Mejor será que me dé un baño a ver si así me relajo...

Las gentes de Siracusa no daban crédito a lo que veían sus ojos. Un hombre desnudo bajaba corriendo la calle principal de la ciudad en dirección al Palacio Real, agitando los brazos y gritando como un loco: ¡EurekaEureka!...

No hay comentarios: