Londres, tercer día

Lo primero que fuimos a ver fue la Torre de Londres. Magnífica fortaleza compuesta por varias torres, es una excelente lección de la historia de Inglaterra ya que allí tuvieron suceso muchos hechos significativos. Destaca la Torre Blanca, de los normandos. Dentro, había una exposición de armaduras. Justo enfrente, la Jewel House donde se exhibían las joyas de la corona. Impresionante colección de coronas, tiaras, etc. También llama la atención los beefeaters, el sitio donde cortaban las cabezas, la puerta de los traidores. Vamos, como he dicho historia hecha piedra.
Al lado de la torre, está el puente más famoso de Londres y casi del mundo. En su interior se muestra las "agallas" del mismo, con su maquinaria para levantar el puente y todo. En la parte superior, la galería permite obtener unas buenas vistas del Támesis y sus orillas.
Anclado a pocos metros del Tower Bridge, el buque de la segunda guerra mundial, el Belfast, sirve como museo para mostrar la vida diaria de un barco. Pasillos, camarotes y estancias en general estrechísimas y angostas. Escaleras de vértigo y cañones de impresión.
Paseando por la rivera, nos topamos con la catedral de Southwark, preciosa. Shakespeare era parroquiano y se le recuerda con una estatua y una vidriera que representa sus obras más famosas. Aquí se me acercó una mujer y me citó extractos de casi todas ellas. Me quedé maravillado de como se las sabía la mujer, con lo que me costó a mí estudiar al dramaturgo inglés en la carrera...Además la mujer lo hacía con pasión. Ana nos observaba desde un banco toda extrañada porque la mujer se puso a hablar así de golpe como si me conociese de toda la vida...
Seguimos con el paseo y cruzamos el río por el Millenium Bridge, la famosa pasarela peatonal del señor Foster. Por la noche, nos trasladamos a Picadilly Circus, con sus anuncios luminosos y la cantidad de gente que había..
Y en el próximo artículo...la Reina no estaba pero la guardia sí...