Hoy está muy silenciosa la casa. Ya no se oye el corretear de patas, el ruido que armaba con las cubetas del agua y la comida cuando estaban vacías(era su manera de protestar, de decir: Ey, que no tengo comida ni agua, ¿qué pasa aquí?). Ya no se oyen sus ladridos cuando sonaba el timbre, ni sus chillidos cuando alguno de la familia llegaba a casa(¡éramos de los suyos,cómo no iba a alegrarse!).Hace dos meses o tres meses, a pesar de sus 12 años,no paraba de rascar en las puertas, ya fuera para buscar su pelota o para recordarnos que alguien tenía que bajarlo a la calle.
Ahora ya no nos tenemos que preocupar de eso, ni del veterinario, ni de si cruzarlo con tal o cual perra.Ahora, tal vez, esté en un sitio mejor, en el cielo de los perros o en el de los humanos o se reencarne o alcance el nirvana o que su energía vital se transforme o qué se yo. Pero seguro que estará en un sitio mejor, que después de la muerte hay algo, que me niego a creer que todo se acaba ahí...ya hace 5 años la muerte visitó a mi familia,adquirió la forma de un cancer y se llevó a mi madre, a tu dueña Ron.
Sólo espero que estés dando saltos de alegría al verla.
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